Detrás de la
catedral Santa María Assunta, en Ivrea, se levanta el Castillo de las Tres Torres,
edificio de ladrillos de planta cuadrada con torres angulares cilíndricas,
construido en 1357 por Amadeo VI de Saboya.
Durante el
siglo XVI estallaron en el Canavese las guerras entre franceses y españoles y
el castillo comenzó una progresiva transformación,de residencia pasó a ser
penal militar, para convertirse en el siglo XVIII, en una prisión, función que
conservó hasta 1970, cuando el Estado lo devolvió al Ayuntamiento de Ivrea.
La imponente
construcción enteramente hecha de ladrillo, tiene planta cuadrada y grandes
torres cilíndricas en los ángulos (las torres rojas). Se han conservado además
muchas ventanas originales, entre las que destaca una gran bífora que lleva
arriba el escudo cruzado de los Saboya.
Sólo tres de
las cuatro torres originales permanecen enteras, la situada al Noroeste fue
destruida por una violenta explosión en 1676. El 17 de junio de aquel año cayó
un rayo sobre la torre mayor, que se destinaba a depósito de municiones y
contenía más de 800 barriles de pólvora. La explosión y el incendio que se
produjo mataron a más de 50 personas y dañó más de 100 viviendas cercanas al
castillo.